Hace dos mil años se dijo: “no sólo de pan vive el hombre”.
Hay, en nuestra condición humana, un hambre que saciar y corresponde a necesidades más sutiles qué las del cuerpo físico, pero no menos necesarias si queremos vivir una vida digna y no sólo sobrevivir.
Todos necesitamos el “pan” de la sana convivencia que alimenta nuestra necesidad de relación y afecto.
Todos necesitamos el “pan” del trabajo vocacional que alimenta nuestra necesidad de realización y de ser útiles.
Todos necesitamos el “pan” del conocimiento que alimentan nuestra necesidad de saber y comprender.
Igualmente, todos necesitamos el “pan” de la belleza que alimenta nuestras necesidades de soñar y de amar.
Así lo decía el proverbio oriental: “si tienes dos panes vende uno y compra un lirio”