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La Esfinge, símbolo del misterio

El símbolo de la esfinge nos acompaña desde hace por lo menos 4.500 años, probablemente más. Este ser mitológico con cuerpo de león y cabeza humana lo asociamos con el enigma y el misterio, y tanto en Grecia como en Egipto asumía la función de guardián, sobre todo de las puertas y los umbrales de recintos sagrados, al igual que sus parientes cercanos mesopotámicos, los lammasu, grandes estatuas con cabeza de hombre barbudo, alas y cuerpo de león o toro.

Gran Esfinge de Gizeh. Author: Dan (CC BY 2.0)

La más famosa y probablemente la más antigua es la Gran Esfinge de la meseta de Gizeh, atribuida al rey Kefrén (c. 2.550 – 2.525)  de la IV Dinastía, Imperio Antiguo. De 20 metros de altura y 73 m de largo,  se esculpió directamente en un montículo de roca caliza. Una inscripción entre sus patas erigida por un rey posterior, Tutmosis IV (1.400 a. C.), narra cómo la Esfinge se le apareció en un sueño, presentándose como Ra-Atum Horakhti (Sol en el horizonte) y prometiéndole el trono a cambio de liberarla de la arena que la cubría (por aquel entonces sólo asomaba la cabeza).

Muchas veces se representaban a los reyes egipcios con cuerpo de león, y se situaban hileras de esfinges flanqueando la calzada ceremonial en la entrada de los templos.

La Esfinge en Grecia aparece como un ser peligroso y maligno, que devoraba a aquellos  incautos que eran incapaces de resolver su acertijo, como en el mito de Edipo.

Mito de la esfinge

En otra clave de interpretación es el símbolo del ser humano que ha conquistado su parte animal de instintos y bajas pasiones, en oposición a los seres con cuerpo de hombre y cabeza de animal, como el Minotauro, que sería el ser humano bestializado.

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