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Índice y fragmentos de: “el arte y la belleza”

libro el arte y la belleza

El arte y la Belleza

Miguel Angel Padilla

Nº páginas:105 pags (16×23 cm) Lengua: CASTELLANO Encuadernación: Tapa blanda ISBN: 8496369110 Editorial NA


Infrmación detallada:

Indice:

El Arte y la Bellleza
A modo de presentación
El arte como vía a la intuición
Arte y creación- Una obra de arte tiene vida propia
La imitación de la naturaleza en el proceso creativo
El arte, expresión simbólica
Relatividad y belleza
El poder de las formas: Ritmo, equilibrio y proporción
La belleza intangible
El cuerpo y el alma de la belleza
El estilo: Los modos de ser de la belleza
Función y finalidad del arte
La sensibilidad ante lo bello
La naturaleza del artista
El artista como puente sublime
El poder sobre la materia
El poder sobre sí mismo
Transmutación de la mirada
Entusiasmo – Inspiración
Arte y belleza: Fragmentos escogidos del pensamiento filosófico

Fragmentos del libro:

INTRODUCCIÓN

Como tema de reflexión, el Arte supone un mundo apasionante, con infinidad de matices, sugerente y a la vez profundo, pero por su propia naturaleza, difícil para ser abordado desde un punto de vista racional y lógico.

¿Qué decirle a quien contempla extasiado una obra de Cánova o se eleva con las notas de una flauta en el desierto, o quien pasea al atardecer ante las columnas de Karnak o se sumerge entre los versos de Rubén Darío…? No, evidentemente el lenguaje del arte nos habla en “otro idioma” y nuestro intento de estructurarlo en un análisis únicamente racional nos dará tan solo fragmentos de un cadáver.

Sin embargo, el arte es un elemento profundamente unido a nuestra naturaleza humana, a través del arte damos y a través del arte recibimos y aunque se precisa despertar un cierto “sentido interno” para poder ver y escuchar a través del arte el escondido secreto al que nos lleva, el profundizar en torno a su esencia y la de la belleza, el ahondar en la naturaleza humana a modo de reflexión filosófica nos podrá poner en sintonía, abrir oportunidades de comprensión y percepción de esos “sentidos internos” o “sentidos del alma”.

Este pequeño libro nace entonces no como un estudio académico sobre el Arte y la Belleza, sino como el esfuerzo de reunir una serie de ideas que apunten a despertar o a reforzar esa sensibilidad interna necesaria para vivir el arte y crecer internamente a través de él.

LA SENSIBILIDAD ANTE LO BELLO.

Es evidente que todos no tenemos los mismos gustos ni la misma sensibilidad ante lo que nos rodea. Pueden ser muchos los factores que influyen en nuestras diferencias, pero con toda seguridad que la cultura de una persona, tanto en su amplio como profundo sentido, tiene mucha importancia en la configuración de nuestros gustos estéticos.

Para poder reconocer la belleza es necesario que nos ilumine un foco interior. Si la obra de arte no encuentra eco en una personalidad sensible y despierta, afinada en elementos culturales y estéticos, nada nos dirá ni en nada nos conmoverá.

Y ese enriquecimiento y sensibilidad internos surgen de desarrollar el hábito de interiorizar, de no pasar por alto todo aquello que nos puede enseñar algo. Este diálogo con nosotros mismos despierta el ojo del alma que mira, no solo lo superficial, sino todo lo que la vida y la naturaleza nos pueden desvelar.

La atención consciente, la contemplación o la reflexión, despiertan resonancias interiores que van reconociendo lo más bello, lo más justo, lo más bueno, en un mundo de contradicciones donde se mezcla lo sublime y lo adyecto. Es un proceso a través del cual el alma aprende a navegar por los mares de la materia.

Los factores que van configurando nuestro gusto estético tienen entonces mucho que ver con nuestra cultura personal, con la lectura, con las elecciones cotidianas en materia de sentimientos, con nuestras conversaciones, con nuestros intereses cotidianos. En fin, con la atmósfera tanto intima como pública que alimentamos en el día a día.

El desarrollo de nuestro potencial humano, especialmente de las excelencias del alma (virtudes) nos permite cada vez más reconocer y elegir lo mejor.

Un hombre bueno, sensible a la verdad, al bien y a la justicia necesariamente ha de ser receptivo a la belleza.

La configuración de nuestros intereses, de nuestra personalidad más intima, de los motores de nuestro comportamiento, se va estableciendo como hemos dicho, en el curso de nuestra vida, en virtud de nuestras elecciones y valoraciones, del alimento que hayamos dado al alma en términos de cultura, ideas, sentimiento y hábitos.

Y todo ello determina las respuestas que damos en gran medida a lo que nos rodea y por supuesto, la respuesta al arte y la belleza que nos presenta al hombre y al mundo…

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