Descripción
Reproducción de busto de Cicerón en mármol moldeado (polvo de mármol con aglutinantes), terminación de envejecimiento con aplicación de pátinas a base de tierras naturales.
Medidas:
- Altura total busto + base: 38 cm.
- Altura del busto sin base: 28 cm.
- Medidas del busto: Ancho: 21 cm. Fondo: 18 cm.
- Medidas de la base: Alto: 10 cm. Ancho: 14 cm. Fondo: 11 cm.
- Peso aprox.: 9 kg.
Busto de Cicerón en mármol moldeado. Reproducciones de esculturas inspiradas en el arte clásico. Hecho a mano en España. Ideal para decoración de interior (salones, vestíbulos, bibliotecas y despachos) y para exteriores, terrazas y jardines.
Marco Tulio Cicerón (106 a.C.- 43 a.C.) fue un destacado político y filósofo romano que dejó un impacto duradero en la historia de Roma y en el pensamiento político de Occidente. Famoso por su elocuencia, Cicerón se convirtió en uno de los más grandes oradores de la antigüedad. Desarrolló una importante carrera política incluyendo cargos como cónsul y senador, y defendió la República romana frente a amenazas internas, como la conjura de Catilina. Filósofo de la corriente estoica, abogó por la práctica de la virtud y la ética en la propia vida.
La vida de Cicerón estuvo marcada por las intrigas y la persecución política, desde su confrontación con Julio César, y tras la muerte del dictador, por su oposición a las politicas de Marco Antonio que desembocó en su exilio y ejecución. El legado de Cicerón perdura en nuestros días como un ejemplo de la rectitud moral y de la defensa de los valores de la libertad y la justicia en la Roma antigua.
“Es necesario que el ánimo esté libre de toda perturbación tanto de la ambición y del temor, como de la tristeza, la alegría inmoderada y de la cólera, para gozar de la serena tranquilidad, que trae consigo la constancia y el sentimiento de nuestra dignidad.” (Cicerón)
“Es perfectamente lícito y natural que cada uno se procure para sí, antes que para los otros, los medios necesarios para la vida; lo que la naturaleza no soporta es que nosotros incrementemos nuestra propia sustancia, nuestras riquezas y nuestro poderío con las desgracias de los demás.” (Cicerón)
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